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Diario YA


 

Disculpen el anglicismo del título

REMAKES

Manuel Parra Celaya. Disculpen el anglicismo del título, pero creo que no existe ninguna palabra en español que traduzca fielmente el concepto; me refiero a una segunda versión de algo, a una repetición de algo que se hizo en otro momento. Personalmente, siempre he desconfiado de los remakes del cine, especialmente si la película original se podía calificar de clásica, esto es, de obra maestra, fiel al refrán de que nunca segundas partes fueron buenas. Hay excepciones, por supuesto; así, me encantó el nuevo “West Side Story” de Spielberg, quizás por su fidelidad a la historia -por supuesto, a la música- y a no ser una excusa para correcciones políticas de ninguna clase. No obstante -por seguir con los ejemplos del cine-, me quedo con la primera versión de “Sabrina”.

Agrava la situación -dicen- la inminencia de los fríos invernales y -psicológicamente- esta oscuridad tan siniestra a media tarde que nos ha provocado el habitual cambio de horario.

APÒCALÍPTICOS

Manuel Parra celaya.  Vacían materialmente los supermercados. Con preferencia, hacen acopio de latas de conserva, alimentos no perecederos y papel higiénico, sobre todo, papel higiénico, al modo de los inicios de la pandemia, como si ahora se avecinase un nuevo virus intestinal con efectos de gastroenteritis. Algunos se proveen, también, de farolillos de camping-gas, de linternas, hornillos y velones. No se trata, en este caso, de precauciones  ante una nueva mutación del maldito coronavirus, siempre acechante por otra parte, sino de los anuncios apocalípticos de un apagón general, que puede dejarnos, sin previo aviso, sin gas, iluminación, calefacción, frigoríficos en uso e Internet; creo que esto último es lo que más preocupa, pues provocaría, amén de posibilidades de trabajo a distancia -ahora que se está volviendo a las formas presenciales-, posibilidades de comunicación y de recreo festivo.

PSICOSOCIOLOGÍA DEL BOTELLÓN

MANUEL PARRA CELAYA. No se asuste el lector por lo pedante del título que encabeza estas líneas. En el fondo, se trata de analizar un fenómeno de alcance nacional, y casi europeo, que protagonizan los jóvenes; quizás por este protagonismo, no puede quedar reducido a una noticia de telediario o ser despachado con cuatro tópicos. De entrada, resulta difícil a un jubilado escribir sobre los jóvenes, pues se corre el riesgo de caer en un paternalismo estéril e inadecuado a todas luces o, en sentido contrario, incurrir en un ridículo espantoso imitando o asumiendo formas y modos ajenos a la edad respetable a la que uno, gracias a Dios, ha llegado. También es fácil la crítica, pero sabemos que, por lo menos desde Sócrates, cada generación ha echado en cara a la siguiente lo depravado de unas costumbres que implican irresponsabilidad.

EVOCANDO A PEPPONE

MANUEL PARRA CELAYA. Me imagino que muchos lectores recuerdan las historietas salidas de la pluma magistral de Giovanni Guareschi (1908-1968) y, en concreto, a las que tienen como protagonistas inmortales a Don Camilo, párroco montaraz y perpetuo dialogante con su Cristo, y a José Peppone, su cordial enemigo, alcalde comunista del pueblo de ambos, en la Padania. Los libros que narran sus encuentros y desencuentros figuran en un lugar de honor de mi biblioteca, y me entrego a su repaso cuando siento la necesidad de recuperar, ya no la sonrisa, sino la amplia y franca carcajada, como en mis mejores tiempos.

UN ARTÍCULO RETROSPECTIVO

"La Iglesia catalana" y seminarios casi yermos

Manuel Parra Celaya. Las hemerotecas son muy importantes, incluso las particulares y modestas por propia definición. De la mía he encontrado un recorte que guardé, Dios sabe por qué, correspondiente a La Vanguardia de Barcelona, de fecha 9 de septiembre de 1990, es decir, hace la friolera de veintiún años; el título es bien significativo: “Tres diócesis piden a los inmigrantes (aún no se había establecido la cursilería de migrantes) que se catalanicen por haber sido acogidos”. La información en cuestión se hace eco de la Hoja Diocesana (Full Diocesà) editada conjuntamente por las diócesis de Tarragona, Vic y Solsona, con motivo de la inminencia de la celebración de la Diada (11 de septiembre) de aquel año, y el artículo lleva como única firma el de Redacción, con lo que se supone que es responsabilidad de la publicación y de sus directores, en este caso, los señores obispos, aunque se apresura La Vanguardia a aclarar que estos “no participan directamente en la redacción del documento”, pero que “los componentes del equipo redactor cuentan con su confianza y con absoluta autonomía”.

LOS LÍMITES DE LA SOBERANÍA NACIONAL

Manuel Parra Celaya. La actual Constitución afirma, en su artículo 1, que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado; recoge así una tradición constitucional que arranca de la de 1812 (La soberanía reside esencialmente en la Nación…), continúa con las de 1856, 1869, 1973 (proyecto non nato federalista) y la 1931, con el redactado concreto de los poderes de todos los órganos (de la República) emanan del pueblo.

-repetida abundantemente por TVE-

FUEGOS: La versión oficial es que los incendios son una consecuencia directa del cambio climático

La versión oficial -repetida abundantemente por TVE- es que los incendios son una consecuencia directa del cambio climático; no somos expertos en el tema y líbrenos Dios de pontificar al respecto, a la inversa de lo que sucede con esas informaciones elevadas a la categoría de dogma indiscutible. No obstante, algunas lecturas divulgativas nos han demostrado que no existe unanimidad científica sobre ese cambio climáticos de marras, que predominan las que lo reducen a la categoría de ciclos, poco manipulables por el ser humano, y, en fin, que existe suficiente controversia entre los especialistas para no convertir en artículo de fe las teorías de los nuevos profetas del fin del mundo; quedó bastante diáfano -y sirva de ejemplo- el caso de las famosas predicciones de Al Gore sobre el deshielo de los Polos.

el rodillo parlamentario del nuevo Frente Popular convertirá el proyecto en una nueva realidad

Ley de Memoria Democrática... HAY ALGO MÁS…

MANUEL PARRA CELAYA. El trámite de la Ley de Memoria Democrática ha empezado su curso; trámite no en el sentido jurídico de la palabra, sino en su uso popular: esto es una cosa de trámite…, pues el rodillo parlamentario del nuevo Frente Popular convertirá el proyecto en una nueva realidad de tono inquisitorial; la oposición se abstendrá, según su costumbre, para evitar -inútilmente- que la vituperen con el estigma del fascismo, y, si algún día se dicta la alternancia, no modificará desde el Poder alcanzado ni una coma de esta dogmática ley, siguiendo la pauta que dejó aquel Registrador de la Propiedad.

Es decir, que se avergüence el que piense mal de esto, en román paladino

HONNI SOIT QUI MAL Y PENSE

Manuel Parra Celaya. Es decir, que se avergüence el que piense mal de esto, en román paladino. Porque este artículo trata de literatura, como podrán ver ustedes, solo de literatura.  A este humilde articulista nunca le dado por empezar a escribir una novela; quizás le ocurre como a don Eugenio d´Ors -salvando las distancias, claro-, que confesaba que no sabía narrar, y la razón era que mi natural inclinación, cuando encontraba las narraciones bajo mi mirada, es dejarlas quietas: Lo cual no significa, en modo alguno, dejarlas inertes. Amparándome, pues, en las palabras de este ilustre precedente y maestro, no he querido nunca pasar por el ridículo calvario del españolito que, con su texto bajo el brazo, recorre editoriales para recibir corteses excusas o directas negativas. No obstante, ante los momentos actuales, he sentido la comezón de idear personajes e hilvanar situaciones novelescas, inspirados ambos en la vida real de España.

Después de leer la Carta de los obispos de Cataluña

DON OPPAS Y DON JERÓNIMO

Manuel Parra Celaya. Después de leer la Carta de los obispos de Cataluña -que comenté en mi anterior artículo-, refrendada por la comisión permanente de la Conferencia Arzobispal Española, ambas instancias bajo la presidencia de Juan José Omella, me ha llegado la carta de don Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo. Con todo este material delante y acudiendo una vez más a mi veneración por el Maestro Xenius, se me ocurre que se podría apuntar la existencia histórica de eones episcopales, en línea de aquella conocida definición de la Glosa orsiana (Sacrificar la Anécdota en el ara de la Categoría) y representar, simbólicamente, estas constantes bajo los nombres de los obispos Don Oppas y Don Jerónimo, con la lógica concesión a lo legendario, que cuadra muy bien a esta articulación de lo poético y de lo político.